DIARIO MILENIO
Suplemento Campus 16 de diciembre de 2010.
Existe una cuestión de gran preocupación en torno a las universidades, y esto es que los estudiantes pagan para que proveedores externos elaboren sus trabajos académicos, ocurriendo esto no solo en países como estados unidos donde esta práctica ya es una industria que facilita a los estudiantes universitarios a escribir sus trabajos escolares, tan conocida en la red, donde cualquiera puede buscar quien les elabore sus trabajos; este es un serio problema que atañe a los países en general.
Dicha práctica persiste gracias a la cantidad de profesores que no ponen empeño en la revisión de sus trabajos escolares requeridos, o en otro caso no son realistas a la hora de pedir un trabajo o ensayo y gustan de dar una carga académica tal que pareciese que su materia es la única a la que el alumno se encuentra inscrito y donde los profesores suelen esperar que sus estudiantes lean y digieran montos excesivos de material y que al final de cuentas, se sabe no leerán o que, al menos, no lo harán con la profundidad que este desea.
Este fenómeno da mucho que desear de nuestra ética como estudiantes que al ser por unos cuantos se atribuye a toda la comunidad estudiantil el hacer trampa en la entrega de trabajos, y a decir verdad es una labor factible al no haber castigo en ello.
Y tal vez no sea toda la culpa del profesor puesto que las universidades también les cargan de número de alumnos haciendo imposible sus evaluaciones y revisión de trabajos, al ser este el caso resulta difícil ver las necesidades de cada alumno y el poder apoyarlos individualmente.
Me resulta sorprendente como algunos profesores son muy buenos en su materia y en su impartición de clases que no les es necesario pedir tantos trabajos con que cargar al alumnado, habiendo tantas otras actividades con las cuales se puede trabajar dentro y fuera del aula escolar.
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